18 de febrero de 2014

Sobre la esencia de la Comunión


Se transcribe a continuación parte del texto (concretamente, casi todo el epígrafe titulado como "Prenotandos") de la consulta que, en 1944, se realizó a alto nivel dentro de la Comunión Tradicionalista acerca de la posición de la misma ante la situación política del momento y la posible restauración monárquica. El autor de la misma fue, muy seguramente, el recordado D. Manuel Fal Conde, entonces jefe delegado del todavía Príncipe Regente. El texto se toma de la imprescindible obra "Apuntes y documentos para la historia del Tradicionalismo español 1939-1966",Tomo 6, recopilación de textos realizada por Manuel de Santa Cruz.

La Comunión Tradicionalista tiene dos misiones que cumplir a las que la mueven el designio divino que la ha conservado y la herencia de nuestro pasado.

Una primera misión permanente, habitual, de conservación de nuestros ideales:

a) Como sustentadora de la verdad política que en sus componentes representa una verdadera vocación, un apostolado religioso-político.
b) Como expresión del más acrisolado patriotismo, en cuyo sentido tenemos la representación de la España ideal auténtica.
c) Como luz e inspiración para la Nación en cualquier momento político, desde nuestra constante oposición que ha caracterizado la "protesta carlista".
d) Como reserva para los momentos críticos en los que la Comunión, sin estar en el Poder, ha podido levantar la bandera de más eficaz aglutinación de voluntades y realizado las más difíciles empresas salvadoras de España.
e) Como sistema político que un día en que la oportunidad histórica lo determine pueda dar a España el único régimen realizador del bien común de los españoles.

Y una segunda misión circunstancial, ocasional: la de procurar el Poder público en todos los momentos en que ha parecido posible conseguirlo. Porque existe como sistema activo y práctico y no como mera especulación filosófica.

Según lo anterior la Comunión Tradicionalista tiene una propia personalidad sustantiva. Es una selección de patriotas como persona moral definida y derechos ciertos cuya existencia y vida han sido gloriosas y cuya conservación constituye un fin inmediato de grave obligación de los dirigentes.

Pero esa persona moral, Comunión Tradicionalista, ni se creó, ni ha subsistido normalmente sin una ligazón estrecha con un problema dinástico. Antes de constituir persona moral propiamente dicha fue la causa de una lealtad personal a la realeza legítima; fue durante mucho tiempo esa causa de lealtad. Más como quiera que las lealtades carlistas no son incondicionales a la persona del Rey, sino en tanto éste representa unos principios, fue formándose la persona moral colectiva, Comunión dentro de la lealtad dinástica hasta constituir un ser moral tan inconfundible que ha podido subsistir por sí misma faltando los Reyes, si bien que adoptando la forma supletoria de la realeza en su continuidad histórica, esto es, la Regencia.

De ahí es que el ideal sea concebir la Comunión Tradicionalista como persona moral sustentadora de la verdad política, pero presidida y acaudillada por el Rey que tenga derecho a la Corona. En su defecto tiene que haber quien por derecho legitimista represente esos derechos monárquicos, si bien sea en calidad de Regente durante el interregno.

23 de enero de 2014

Cruz y espada

Cerco de Artajona, con la iglesia de San Saturnino en el centro


Unos tonos básicos definen su suelo y su cielo, impregnan el alma y el aire de ayer y de hoy. Es el amor a los propios valores de la tierra, la lealtad a Dios y a la Patria.

El navarro tiene el alma de Cruzado, heredada de sus primeros padres. La vio así un clérigo francés del siglo XII, peregrino por nuestra tierra, camino del Sepulcro Santo de Galicia. Descripciones terribles de rotas en el Pirineo orreagués, anotadas en cronicones carolingios, en anales francos y cantares de gesta y referidas por informadores chismorreros, condicionaron su prisma visual. Pero el sustrato latente bajo el cuadro costumbrista es real y objetivo. El navarro, según la Guía del Códice Calixtino, tiene, entre otras "cualidades", la de ser buen luchador en las batallas a campo abierto, astuto guerrillero en las emboscadas y fiel en el pago de diezmos y en sus prácticas religiosas.

"Elicera" (iglesia) y "azcona" (saeta) se conjugan en la terminología del Calixtino. Cruz y espada, báculo y corona. Dios y Patria.

Uno de los voluntarios artajoneses que luchó en la guerra civil, llevaba colgando al cuello un viejo crucifijo de bronce y madera de dos palmos buenos de alto. La cruz bermeja sobre la cota de malla, característica de los viejos conquistadores de los Santos Lugares, adoptó nueva forma sobre la camisa caqui. El espíritu era el mismo. Idéntico al que en el siglo XIII se hizo piedra en la iglesia-fortaleza de San Saturnino del Cerco y luego amable leyenda en torno a la Virgencica de Jerusalén.

Religiosidad y patriotismo. Es la constante histórica que no se rompe.

(José María Jimeno Jurío, "Artajona", en la serie "Navarra. Temas de cultura popular")

Vírgen de Jerusalén, patrona de la Villa de Artajona


6 de agosto de 2013

Santos Justo y Pastor



San Fermín está en Pamplona,
la Vírgen del Puy en Estella,
y en Fustiñana tenemos
a la Vírgen de la Peña.

San Juan está en Cortes,
Santa Agueda en Buñuel, 
y en Ribaforada
San Bartolomé.

Allí en Cabanillas
San Roque el Mayor
y aquí en Fustiñana,
San Justo y Pastor.

(Jota popular)

17 de julio de 2013

Navarra, como sus Sanfermines

Dos días han pasado ya desde que acabaron los Sanfermines de este año de 2013. Las tradicionales y populares fiestas con las que la ciudad de Pamplona honra a su primer obispo y copatrono del Reino de Navarra son, con todas las deformaciones y puntos problemáticos que se quieran, un ejemplo paradigmático de los festejos populares que fue capaz de forjar la sociedad tradicional española antes de ser usurpadas por el estado sus competencias propias (tal ves lo sean mucho más todavía las fiestas populares de otros lugares de Navarra, con la participación de los mozos y sus mayordomos, etc, tema que espero poder tratar en breve).


En primer lugar, son una ocasión de regocijo y descanso (no olvidemos la virtud de la eutrapelia, tan apreciada en tiempos medievales) que se organizan en torno a la celebración litúrgica del Santo Patrono de la diócesis pamplonesa y del viejo reino navarro. Y es que el comienzo de las fiestas va a la par con las I Vísperas de la fiesta y el final con la celebración de la octava de San Fermín, a los ocho días de la solemnidad litúrgica. 
Pero lo más importante en que debemos fijarnos es en que, obviando los de caracter litúrgico, todos los actos típicos de nuestras fiestas nacieron de la iniciativa popular, de una sociedad viva y actuante. Así el "Cohete", el Riau Riau, los encierros, las peñas, el singular ambiente del tendido de sol, etc. 
La modernidad ha traído, de un lado, la obsesión del poder municipal por controlar la fiesta y ahogar la iniciativa popular y, de otro, la infiltración de elementos antinavarros y antiespañoles en diversas instancias de la fiesta, convirtiendo entre todos las fiestas en un sucedáneo politizado y domesticado de lo que fue.
Símbolo todo ello de lo hecho con la sociedad tradicional navarra, eminentemente religiosa y popular, ahogada también por el totalitarismo de la burocracia estatal (y de los mini-estados ultracentralizadores de la supuesta descentralización posmoderna) y por la influencia de ideologías (liberalismo, marxismo, separatismo...) contrarias a su historia y tradición, en definitiva, a su mismo ser.

Así lo hemos visto este año, principalmente en dos ocasiones.
Primero, en el despliegue del trapo separatista llamado "ikurriña" frente a la fachada principal de la Casa Consistorial al momento de ir a lanzarse el popular "Cohete". Esa bandera que, como es propio del estado totalitario y ultracentralista que quiere el nacionalismo vasco, paso de ser la de un partido (PNV) a serlo de un "estado", no tiene nada que ver con Pamplona, a no ser que, como parte de su delirio, fue diseñada por Sabino Arana en un conocido local de esta ciudad. Los que la desplegaron es evidente que no sienten como verdaderos pamploneses ni como verdaderos navarros, pues dentro de su ideología nacida del liberalismo está el odio al ser auténtico y tradicional de los territorios históricos que incluye su imaginario estado, los cuales, en realidad, quieren exterminar por una "Euskadi" unitaria al mejor estilo francés (no por nada el delirio nacionalista vasco nace en despachos napoleónicos como medio de combatir a España y proseguir con su diabólico plan de dominación europea).
Segundo, los vergonzosos insultos y agresiones a las autoridades eclesiásticas y civiles durante su vuelta a la Catedral tras la procesión del día 7. Más vergonzosos, sin duda, los dirigidos a las autoridades eclesiásticas que los dirigidos a las (ilegítimas) autoridades civiles, pero vergonzosos todos por tratarse de un acto religioso y tradicional al que se debe un respeto. Y, como era de esperar, la prensa y el propio Consistorio hablaron sólo de lo segundo, callando las vejaciones que año tras año sufren el Cabildo y el Sr. Arzobispo en este acto.

Todo ésto es, sin duda, simbólico de la situación en que se encuentra toda nuestra Navarra. Pedimos a Dios por intercesión de San Fermín que vuelva Navarra a su Santa Religión y a su tradición política, que es la de la común patria española, y encuentre así la felicidad que no pueden darle los demonios de las ideologías modernas.

20 de abril de 2013

Nor Jaungoikoa bezala?


En estos días en que la venerada efigie de San Miguel de Aralar, portadora de una reliquia del Lignum Crucis, recorre el Reino bendiciendo los campos y anunciando la victoria pascual de Cristo, único Señor, recordamos una de las letrillas tradicionales con las que tantas generaciones han recibido su visita.

MIKEL, MIKEL,
MIKEL GURIA,
GORDE, GORDE,
EUSKAL HERRIA

Guazen euskaldunak
Aralar’era
Mikel Aingerua
bisitatzera


Aralar mendira
igo gaitezen
Mikel Ikusteaz
ez gera aspertzen


Aitortu dezagun
bere aurrean,
naiko degula ill
geren fedean


Euskalen lurrean
giñaden jaio,
gure sinismena
bizirik dago.


Errekaredoren,
fede garbia,
sekulan gezurrez
nasi ez dedilla


Aurrekoetatik
degu ikasi
oso ziñez eusten
lege onari.


Egiak ziyozkan
Españiari
probetxu mesede
asko ekarri.


Eztegu nai autsi
Kristau legea
ez dotriña gaiztoz
gaur nastutzea.


Osorik osoan
guztia gordez
eztezagun saldu
gezurren ordez


Alperrik Satanas
leiatuko da:
eztigu galduko
sinismen ona.


Euskaldunak pobre
izan gindezke;
euskaldunik ezta
federik gabe.


Aralar’tik Mikel
begira dago,
Luzbelek partetik
eztu izango.




MIKEL, MIKEL,
MIKEL GURIA,
GORDE, GORDE,
EUSKAL HERRIA

20 de febrero de 2013

A los habitantes de la Comandancia General de Guadalajara.

Arrancadas y destruidas por los secuaces del supersticioso e impío liberalismo todas las libertades que nos daban nuestros venerandos fueros; pisoteadas y escarnecidas nuestras gloriosas tradiciones, y despojada nuestra patria de las ricas posiciones que el genio de Colón les mostrara, y cien gigantes caudillos conquistaron con sus gloriosas espadas allende los mares; reducida España a la impotencia, siendo objeto de la burla de otros pueblos que siempre bajaron la frente ante su glorioso pabellón; entregada esta orgullosa matrona, atada de pies y de manos a sus enemigos de siempre por una gavilla de cínicos e infames especuladores que, mercaderes impúdicos, han puesto sus hijos y sus riquezas en poder del mejor postor para conseguir una cantidad suficiente a satisfacer los apetitos de su loco orgullo, y siendo tan terribles los males que nos amenazan, hora es ya de que todos los que sientan latir en su pecho un corazón honrado y se crean capaces del rubor de la vergüenza abandonen sus casas, y armados como les sea posible acudan al punto de la cita para que, unidos todos, podamos dejar libre de tiranos y exento de leyes y costumbres extranjeras a esta patria querida, tan explotada y envilecida por esos traficantes sin conciencia y sin honra.

Su empresa no tiene las dificultades que esos enemigos de España pregonan en su ciega ignorancia y negro rencor a la patria. ¿No somos hijos de aquellos que a principios del siglo dejaron sus hogares para salvar su independencia, de aquellos que se armaron de estevas y garrotes contra trescientos mil soldados franceses, a los que humillaron y vencieron? Y si nuestros padres todo lo abandonaron por «su Dios, por su patria y por su rey, cuando sintieron el llamamiento patriótico del alcalde de Móstoles, ¿seríamos nosotros dignos de llamarnos sus hijos si no acudiéramos presurosos a nuestro puesto, llenos nuestros corazones de la fe santa con que pelearon nuestros antepasados, desde Iñigo, Arista, Sancho, Ramírez, hasta los que defendieron por siete años consecutivos la gloriosa bandera de la religión y de la legitimidad, hoy que nuestro legítimo y egregio monarca nos llama y España nos grita: “Salid de vuestros hogares y limpiad mi suelo de esa turba de traidores que os aniquilan y entristecen, a la vez que os roban el pan de vuestros hijos”? ¡No!

Impúdicos tiranuelos de lugar, polizontes vendidos a esta quisicosa que llaman monarquía constitucional o democrática, o republicana... de pega, señores salidos de la ley de desamortización, antes que, como los sapos, se hinchan en la inmunda laguna de la expropiación de los bienes de los pueblos y de la Iglesia, os aconsejan que no cumpláis con vuestro deber, pero si reparáis en sus títulos y antecedentes; si miráis de dónde salieron y a dónde van; si examináis sus “honrados tráficos”, tendréis bastante para persuadiros que esos “hallados” y decentes señores son el primer eslabón de la cadena de nuestra ignominia, la primera página del libro de nuestra vergüenza.

Miradlos protegiendo a los truhanes que fían el pan de sus hijos a un “entrés” o un “elijan”, o quizás a la confianza del banquero de “monte”; miradlos cómo los apadrinan para que atropellen a los hombres honrados, trabuco en mano, y al consabido grito de viva la libertad y la república.

Esos son los mismos que os prestan el dinero al treinta por ciento, abusando de vuestra necesidad; esos son los mismos que en las elecciones han hecho miles de infamias fusil en ristre; esos son los mismos que, poniéndose siempre a disposición de conservadores y radicales, de moderados o unionistas, os insultaron siempre, os lamieron los pies para que les ayudarais a servir a sus amos, lo cual os valió el quedaros sin montes, sin dehesas, sin hornos y hasta sin fraguas. Hiciéronse ricos comprando con cuatro cuartos y mil picardías todos los predios que constituían vuestra riqueza común, y lo hicieron gritando unas veces orden y otras anarquía, y así crecieron y medraron... que así crecen y medran los que reniegan de su Dios, pisotean su conciencia y escupen al rostro de su patria.

¡Viva la libertad!, gritan los verdaderos hijos de España. ¡Abajo la república, última manifestación del extranjero yugo! ¡Fuera, fuera esos miserables caciques que en la ciudad o en la villa, en el pueblo o en la aldea, visten el hipócrita antifaz de buenos, cuando son perversos servidores de los enemigos de España!

El día de la liquidación está cerca, y esos truhanes tiemblan que se acerque el momento, porque se quitará el polvo de sus innumerables infamias y expiarán su delito.

Ese día será España para los españoles honrados, sus presidios para los criminales, y habrá decencia, honra, libertad, justicia y progreso; pero será moneda de ley, no salida del cuño donde hasta el lenguaje se ha falsificado.

Sólo los malos tiemblan ante el triunfo del partido español. ¿Sabéis por qué? Ellos saben que sólo el partido carlista es el llamado para hacer justicia, el único que puede hacerla, el único que la hará...
Si el partido carlista no tuviera pruebas de lo que es, bastárale para ser querido de los hombres de bien el solo hecho de ser odiado de los tunantes.

El triunfo es seguro: el más enemigo nuestro lo prevé por lo menos, y si no lo confiesa es porque le aterra y le aterra porque sabe perfectamente que tanta inmundicia y tanto cieno serán barridos radicalmente en su día.

¡A las armas, pues, valientes hijos de esta noble patria! Salgamos de este sopor que nos deshonra, corramos a arrancar los fusiles a esos serviles esclavos defensores de la deshonra de la patria, y con ellos recobraremos nuestra independencia, nuestros fueros y libertades, la libertad de nuestra sacrosanta religi6n y el engrandecimiento y prosperidad de nuestra riqueza.

¡Basta de palabras! ¡A los hechos!

¡Viva la libertad cristiana, la única verdadera! ¡Viva la religión católica, apostólica, romana! ¡Viva Carlos VII! ¡Vivan los fueros de Aragón y las franquicias de Castilla! ¡Abajo todo sistema extranjero!

Campo del honor, 20 de febrero de 1873.

El segundo comandante general teniente coronel, Andrés Madrazo.